La travesía de Libia: batalla por la estabilidad.

En la asignatura de Historia Económica hemos realizado un informe económico sobre un grupo de países determinados cuyo objetivo ha sido sele...

En la asignatura de Historia Económica hemos realizado un informe económico sobre un grupo de países determinados cuyo objetivo ha sido seleccionar un número de variables clave en torno al PIB per cápita acompañadas por gráficos representativos, buscando comprender y establecer una conexión entre ellas, las cuales nos llevan a la conclusión de por qué nos encontramos con los respectivos datos. En mi caso, se ha tratado de los países de África Norte: Argelia, Egipto, Libia, Marruecos, Mauritania y Túnez.

En este segundo informe, tras estudiar cada uno de ellos, he decidido enforcarme en Libia. Este país ha experimentado toda una montaña rusa en el ámbito económico, político e institucional en el último siglo. Desde su independencia en el año 1951 hasta 2011 con la caída del régimen Muamar Gadafi, este país ha atravesado algunas etapas clave que han hecho determinar su panorama dentro del ámbito socioeconómico y político.

Tras conseguir la independencia de Italia en 1951, Libia se enfrenta al reto de construir su identidad nacional junto una estructura política sólida. El descubrimiento del petróleo supuso un gran impulsor en la economía de este país, generando un crecimiento acelerado en las décadas de 1960 y 1970. Sin embargo, tras el golpe de Estado en 1969 por Gadafi, el poder se centralizó en torno a él, instaurando un régimen autoritario y un sistema político basado en su ideología “Jamahiriya”, es decir, gobierno de las masas. A pesar de la prosperidad petrolera, la economía de Libia dependía mayormente del sector energético, a la vez que enfrentaba desafíos en el desarrollo y la diversificación de otras industrias.

 La decisiones económicas adoptadas por Gadafi, como la toma de control estatal de áreas fundamentales, hicieron debilitar la economía fuera del sector del petróleo, desencadenando tensiones socioeconómicas debido a la falta de inversión en infraestructura y la ineficiencia administrativa. La dependencia excesiva de esta sustancia dejó desatendidos otros sectores económicos, impidiendo su crecimiento y contribuyendo así a una economía desequilibrada y débil a fluctuaciones en los precios del petróleo en el mercado mundial.

El régimen fue caracterizado por inestabilidad política y represión, lo que culminó en un levantamiento en el año 2011 como parte de la Primavera Árabe. La intervención internacional llevó al derrocamiento de Gadafi pero, aun así, la transición hacia una estabilidad democrática resultó muy complicada. La presencia de milicias armadas, la falta de instituciones fuertes y la fragmentación política del momento crearon un vacío de poder que causó numerosos conflictos internos, exacerbados por rivalidades étnicas y regionales.

Tras la caída de Gadafi en 2011, Libia se sumergió en una convulsión política y en una división social. Surgieron numerosos gobiernos locales y facciones que competían por tomar el poder, lo que supuso una falta de cohesión institucional. También, la economía basada principalmente en el petróleo, como hemos mencionado anteriormente, sufrió debido a la interrupción de la producción. Como consecuencia a todo esto, el desempleo aumenta en gran número, afectando los servicios básicos, generando inestabilidad y descontento generado entre toda la población ya que, afectó notablemente en su calidad de vida, aumentando la inseguridad en los ciudadanos.

Los esfuerzos por establecer un gobierno unificado junto a un proceso de reconciliación nacional, han sido totalmente obstaculizados por intereses divergentes, incluyendo los de varios actores externos que buscaban influencia dentro de la región. Además, la inevitable presencia de grupos extremistas, la falta de seguridad junto el tráfico de armas y personas, han hecho crear un entorno complejo e inestable.

En conclusión, Libia se ha enfrentado a numerosos desafíos persistentes tanto en su desarrollo político como económico durante el último siglo. La gran dependencia hacia el petróleo, la inestabilidad política y la falta de instituciones estables, han interrumpido su progreso para llegar a la estabilidad y prosperidad del país. Hoy en día, estas metas por alcanzar, siguen siendo cruciales para el país.

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